Consumir leche de burra no es solo una delicia, sino que también se trata de un alimento muy digestivo y beneficioso para la salud por la gran cantidad de nutrientes que aporta. El principal motivo de las excelentes propiedades de la leche de burra es su gran parecido con la leche materna, lo que la hace especialmente recomendable para el consumo humano.

 

En este post, te damos cuatro razones fundamentales por las que beber leche de burra te puede ayudar a mejorar la salud.

1. PROTEÍNAS: Los seres humanos digerimos la proteína de leche de burra mejor que la procedente de otros mamíferos. Esto es fundamentalmente debido a que las burras son mono gástricas como los seres humanos; por el contrario, las cabras, vacas y ovejas, que son rumiantes, poseen 4 estómagos y sus proteínas y grasas son más difíciles de digerir.

2. GRASAS: La leche de burra posee los mismos carbohidratos, vitaminas y proteínas que la leche materna. Pero tiene una gran diferencia: Su contenido en grasas es la mitad que en la leche desnatada de vaca. Además, la mayoría de sus ácidos grasos son polinsaturados (alto contenido en Omega 3 y 6) y contiene altos niveles de vitaminas (A, B1, B2, B6, C, D y E).

3. ALERGIAS: La leche de burra es un buen sustituto para los que padecen de APLV (Alergia a la proteína de la leche de vaca), pues no contiene alpha-caseina que es el componente concreto que produce este tipo de alergia.

4. POTENCIA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO. Podríamos decir que es su característica más especial porque convierte a la leche de burra en un sólido apoyo en casos de desnutrición o periodos de la vida en los que necesitamos cuidados específicos. La leche que se obtiene de las burras se comparte con la cría de la burra (denominado buche), que consume aproximadamente 2/3 parte de la producción de leche diaria. Como la burra sigue amamantando a su cría, genera un elevado contenido en enzimas como son las inmunoglobulinas y las lisozimas que ayudan a la protección del sistema inmune. Esto hace que sea un alimento ideal para deportistas, ancianos, personas que se estén recuperando de alguna enfermedad o reciban algún tratamiento que haya rebajado sus defensas (ciclos de quimio y radio) y, especialmente, es una buena leche de sustitución para los bebés. Este tipo de enzimas que acabamos de citar solo se encuentran en la leche materna. Después de la lactancia, los seres humanos no somos capaces de generar sustancias como las lisozimas y en nuestra alimentación diaria las encontramos solo en el huevo que, como sabemos, es un alimento que debemos ingerir de forma moderada. Por tanto, cuando tenemos deficiencias en el sistema inmune, la leche de burra se convierte en la gran solución natural para aumentar las defensas que todos necesitamos.

 

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