La rutina de cuidado facial es imprescindible para lucir una piel cuidada e hidratada. Una buena rutina se basa en limpiar en profundidad e hidratar dos veces al día. Teniendo en cuenta que los principales síntomas de una piel sensible son la aparición de rojeces, tirantez o prurito, nuestros productos incluyen ingredientes calmantes y con una función barrera, para proteger la capa más externa de la piel de los agentes externos.
Por la mañana la piel no está intoxicada por lo que la limpieza con nuestro Jabón suavizante BIO será suficiente antes de la aplicación de la crema. El jabón tiene un alto contenido en aceite de almendras dulces que hidrata en profundidad aportando luminosidad a la piel.
Con la Crema facial para pieles sensibles hidratas tu piel gracias al aceite de jojoba, que se combina con la acción calmante del hidrolato de camomila. La leche de burra es la más adecuada para pieles sensibles, nutriéndolas y aportándoles un extra de protección.
Por la noche desmaquilla y limpia las impurezas que se han acumulado en tu rostro con nuestra Leche limpiadora de pieles sensibles. El hidrolato de camomila, además de ser antiinflamatorio, depura y calma tu piel.
Por último, tonifica y elimina los restos de impurezas de la piel, calmándola y aumentando su jugosidad con nuestro Tónico facial de pieles sensibles. Gracias a las propiedades humectantes del hidrolato de tilo y de lavanda, y de la leche de burra favorecerás la reparación de tu piel. Si quieres aportarle un efecto calmante más inmediato, te recomendamos que utilices el tónico también por la mañana, entre el uso del jabón y la crema.
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